"Las multinacionales no solamente tienen a la mano cholos baratos sino que, también, se llevan el 100% de las utilidades a los países ricos."
Cuando se firmó el TLC con Estados Unidos se pensó que dicho acuerdo comercial iba a garantizar el cumplimiento de las normas laborales en el sector agroexportador peruano. Como se recuerda, dicho sector ha recibido severos cuestionamientos en los últimos 15 años porque las empresas no han respetado diversos derechos laborales como por ejemplo: mejoras de las remuneraciones salariales, buenas condiciones de trabajo, explotación, persecución a los sindicatos, entre otros.
Los defensores del Neoliberalismo dicen que ya no está vigente la lucha de clases, pero la misma existencia del capitalismo desecha esta tesis. Porque el sistema económico predominante necesita maximizar y acumular las ganancias junto a la explotación de los trabajadores para producir la riqueza que irá a los bolsillos de la patronal. Por eso hoy, en todo el mundo se multiplican las protestas y las huelgas de la clase trabajadora como en China, Grecia, Francia, España, México, Argentina, Portugal, Corea del Sur y el mismo EE.UU.. Y a pesar de la precarización laboral, del uso de la alta tecnología para la producción, la predominancia del sistema financiero virtual, emerge -como a inicios del XX- la lucha de clases de los trabajadores en el campo y en la ciudad.
En los últimos 20 años de predominio neoliberal, apareció en la agricultura peruana el espárrago, un producto estrella que se siembra en la costa sur y norte del país. Sin embargo, las exportaciones millonarias que genera este vegetal, se contradicen con las condiciones infrahumanas y los paupérrimos sueldos que soportan los trabajadores /as de la agroindustria, además del irresponsable uso que los empresarios hacen del agua en las zonas desérticas donde están sus campos.
La situación laboral para los trabajadores de la agroindustria es un desastre. No se respetan los derechos laborales, la salud ni la seguridad, sobre todo el de las mujeres -muchas de ellas embarazadas- a quienes les dan trabajos muy pesados. En los campos se trabaja un promedio de 10 horas diarias pero las empresas sólo pagan 6, 7 u 8 horas.Los trabajadores laboran de lunes a domingo, tienen vacaciones de quince días una vez al año, no reciben gratificaciones por fiestas patrias ni por navidad.
Es decir, no solamente tienen a la mano cholos baratos sino que, también, se llevan el 100% de las utilidades a los países ricos. ¡Los pobres alimentan barato a los ricos y, encima, le regalan miles de millones de dólares! Vaya pueblo generoso que es el Perú.
Esto sucede exactamente igual en la gran minería, petróleo y gaz natural. Las multinacionales "engrasan" muy bien a funcionarios y dirigentes políticos, usan cholo barato para sus explotaciones (felizmente que ahora salen aunque enfermos pero vivos de los socavones), se llevan el 100% de las inmensas utilidades que recogen, transportan todos los minerales de alto valor y, cuando se van, nos dejan solamente huecos en los cerros y planicies, muertos los campos de cultivo, el agua contaminada, caseríos fantasmas y nuevamente los cholos deambulando sin derrotero.
Así es como saldremos adelante con nuestros visionarios del TLC y de las exportaciones primarias, como elementos esenciales de nuestros planes de desarrollo. Es por eso, quizás, que los franceses dicen, en estos casos. ¡ça vaut un Pérou! (¡Vale un Perú!).
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